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Conocé a Myriam Bregman, la troska que va por todo junto al Frente de Izquierda

Luego de las últimas PASO donde el Frente de Izquierda de los Trabajadores-Unidad se posicionó como la tercera fuerza electoral del país con más de un millón de votos, vamos a desglosar un poco de la vida, actividad y esencia de Myriam Bregman, candidata a Diputada Nacional en la Ciudad de Buenos Aires.

Por Oliverio Gatto

Myriam Teresa Bregman nació el 25 de febrero de 1972 en Timote, Carlos Tejedor, provincia de Buenos Aires. Sus raíces familiares datan de inicios del siglo XX, cuando su abuelo vino desde lo que hoy sería Bielorrusia a establecerse en ese pequeño pueblo donde formó su propio negocio de venta de ropas, «El Barato Argentino», además de iniciar su familia, siendo uno de las pocos judíos del pueblo.

Su madre trabajaba cuidando chicos y su padre hizo la carrera de magisterio mientras se encargaba del negocio familiar. Myriam vivió una infancia rural, rodeada de vaquitas y pollitos mientras jugaba en las calles de tierra. En 1987, cuando tenía 15 años, y a causa de las recurrentes inundaciones que afectaban a Timote, ella y su hermano menor, Mauricio, se mudaron definitivamente al pueblo de Carlos Tejedor, homónimo de la localidad, a unos 20 kilómetros de su poblado natal, donde hicieron toda su educación en instituciones públicas.

La adolescencia de «La Rusa», apodo que le dieron sus amigos de la infancia por su tez clara, ojos verdes y cabello blanquecino, fue bastante activa. Junto a sus amigas, atendía la entrada de boliches o trabajaba en bares para juntar dinero y poder pagar su viaje de egresados a Bariloche. En cuanto a lo académico, le gustaba estudiar y siempre sacaba buenas notas, practicaba vóley y atletismo, pero su principal hobby era la literatura, donde ella destaca su fanatismo por Jorge Luis Borges. Se graduó como abogada en la Universidad de Buenos Aires, espacio en el que empezó a militar e involucrarse en causas sociales, además de participar en casos de defensa a los derechos de los trabajadores y juicios de crímenes de lesa humanidad. Fue Diputada por la Provincia de Buenos Aires, candidata a Vicepresidenta de la mano del Frente de Izquierda y de Trabajadores-Unidad y actualmente es Diputada Nacional por la Ciudad de Buenos Aires.

En su casa en Timote no se hablaba ni de política ni militancia. Los primeros acercamientos de Myriam a estos temas se dieron con la vuelta a la democracia en 1983, cuando su padre empezó a seguir al Presidente Raúl Alfonsín, llevando a su familia a las caravanas y actos públicos que se daban en pueblos cercanos de cara a las elecciones presidenciales.

En su época de estudiante universitaria, a Myriam le llamó la atención la falta de ideas de izquierda en la Facultad de Derecho de la UBA. Allí abundaban los radicales y liberales y, aunque le resultó complicado formar parte de la única corriente trotskista de la facultad, en 1995 se acercó a la mesa del Partido de los Trabajadores Socialista, un espacio nacido a fines de los 80 como un desprendimiento del Movimiento al Socialismo o MAS, fundado por el dirigente Nahuel Moreno. Según palabras de la propia Bregman, le atrajo el slogan de la mesa: «Trabajador vota trabajador», surgiendo en ella un interés por involucrarse en la lucha de la clase trabajadora en contra de los partidos políticos que perjudicaban a los laburantes. Junto a varios de los integrantes del partido, creó una red de abogados para asesorar y defender a presos políticos típicos de la época o intervenir en contra de las represiones, el hoy conocido como Centro de los Profesionales por los Derechos Humanos.

Durante este lapso de tiempo, se dedicó a entender qué había pasado en los años ’70 y se aficionó por libros como La Voluntad, de Eduardo Anguita y Martín Caparrós o A todo o nada de María Seoane, textos que tratan cuestiones de la militancia revolucionaria.

Myryam es además seguidora de León Trotski, famoso político y revolucionario socialista ruso, también de origen judío, que se convirtió en una de sus principales influencias. Suele mostrarse en las redes sociales leyendo libros suyos, compartiendo citas de estos textos e incluso trasladándolas a algunos de sus propios discursos.

A lo largo de los años, Myriam ha aparecido en los medios de comunicación reiteradas veces, ya sea participando en varias marchas, acompañando a los trabajadores o luchando activamente por los derechos de la mujer. Siempre mantuvo una postura crítica con respecto a quienes nos gobiernan y en defensa de los derechos de la clase obrera.

En agosto del año pasado, Myriam Bregman fue noticia por un escándalo ocurrido en Twitter, en el que Alejandro Fargossi, abogado consejero de la Magistratura de la Nación y miembro del partido Valores para mi País, compartió un flyer falso de la candidata en el que aparecía la inscripción «militante judía» y citando una frase nunca dicha. Debido a este claro caso de «fake news», Fargossi eliminó la publicación alegando que no avala necesariamente todo lo que comparte, en medio de una ola de críticas por un ataque antisemita en el que periodistas, colegas y gente por fuera del ámbito mediático y político salió en respaldo de «La Rusa».

Su trayectoria activista data ya de su época universitaria, cuando comenzó a interesarse en los movimientos políticos y cuestiones relacionadas a la clase trabajadora: fue partícipe de la histórica «Marcha Federal» de 1994 durante el gobierno de Carlos Saul Menem, una manifestación que reunió a más de 50 mil participantes de diferentes puntos del país.

En 1996 se interesó por una particular protesta ocurrida en la ciudad de Cutral Có, Provincia de Neuquén, más conocida como el «Cutralcazo», famosa por ser el primer gran levantamiento del país realizado por los desocupados, producto del impacto de la privatización de YPF en 1992. También participó en marchas por la nulidad de la Obediencia Debida y Punto final, una serie de leyes promulgadas entre el 1986 y 1987 por el presidente Raúl Alfonsin, que pretendían paralizar los procesos judiciales y la extinción de la acción penal de los delitos cometidos en el marco del denominado Proceso de Reorganización Nacional.

Su carrera como abogada incluye participaciones en reconocidos casos como el de Cerámica Zanon de Neuquén, que resultó en un fallo histórico en contra de la empresa, la cual fue recuperada por sus empleados. Otro caso conocido que contó con el patrocinio del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos que Myryam integra fue el de Catalina Balaguer contra PepsiCO Snaks. En este, la mujer que había sido separada de sus labores en un hecho de discriminación por realizar, como denominaban sus jefes, «actividades gremiales», culminó en otro fallo histórico donde la Corte Suprema de Justicia de la Nación dictaminó su reincorporación a la empresa, siendo esta la primera vez que en el país se obligaba a una empresa privada a reincorporar a un gremialista sin fueros.

La Rusa fue además parte clave de la conformación del colectivo Justicia Ya!, que tuvo como finalidad ser querellante en causas por crímenes de lesa humanidad ocurridos entre los 70s y 80s. Entre esto y la mencionada anulación de las leyes de impunidad por las que ella misma militó en contra, desembocó en quizás dos de sus casos más famosos.

El primero fue el juicio y condena con cadena perpetua a Jorge «El Tigre» Acosta, un ex militar conocido por haber estado al mando del Grupo de Tareas 3.3.2, de la Escuela de Mecanica de la Armada o ESMA, uno de los centros clandestinos de detención, tortura y exterminio más grandes de la última dictadura militar. El otro, tan o incluso más conocido como el anterior, fue el proceso oral y la acusación por genocidio y privación ilegal de la libertad contra el ex jefe de la policía bonaerense Miguel Osvaldo Etchecolatz. Entre los tantos crímenes por los que fue condenado se destaca su participación en la Noche de los Lápices, atentado realizado en 1976, plena dictadura cívico militar, contra un grupo de estudiantes de secundaria en La Plata que fueron secuestrados, torturados y algunos asesinados, acusados de ser «integrantes de un potencial semillero subversivo». Bregman y sus compañeros formaron parte del proceso contra Etchecolatz hasta que el 18 de septiembre de 2006 ocurrió un hecho que no sólo impactó en ella, sino en toda la sociedad argentina: la desaparición de Jorge Julio López, albañil ex militante peronista y testigo que declaró como víctima en contra del ex jefe de la policía y que desapareció sin dejar rastro un día antes de que se dictara la sentencia condenatoria. Myriam comentó que éste no le resultó un caso cualquiera y que le fue especialmente chocante por haberlo seguido en carne propia.

Esto la llevó a participar activamente de las diversas marchas y movilizaciones que se hicieron en memoria de López y pidiendo justicia ante su desaparición,  junto a otros militantes y organismos de derechos humanos de la Multisectorial La Plata-Berisso-Ensenada

Por otro lado, definiéndose como «orgullosamente feminista y socialista», Bregman es una activa luchadora en el frente por los derechos de la mujer participando, por ejemplo, en múltiples debates a favor de la legalización del aborto. Es además una de las dirigentes de la agrupación feminista socialista «Pan y Rosas» con las que realiza encuentros nacionales de mujeres y marchas en diferentes puntos del país.

En la campaña previa a las primarias 2021, entre otras cosas, Bregman hizo comentarios sobre el panorama político y las medidas que tomaría en caso de acceder al cargo de Diputada Nacional. La Rusa desea impulsar un Proyecto Integral contra la violencia de género, algo que considera urgente debido a la alta tasa de denuncias de acoso y femicidios ocurridos durante la cuarentena, aunque no espera que estas medidas arreglen las raíces patriarcales de origen capitalista que las impulsan.

Por otro lado, una de las propuestas insignia de su campaña es la reducción de las jornadas laborales a seis horas y la repartición de estas entre ocupados y desocupados. Myriam considera que esta medida es fundamental en la actualidad dado que ayudará a los jóvenes a conseguir trabajos bien remunerados, con una justa distribución horaria y que les permita tener tiempo para el ocio y la vida personal, algo clave para ella.

Afirmó que la derecha se encuentra totalmente dividida y que el Frente de Izquierda de los Trabajadores-Unidad ha realizado una labor sin precedentes a la hora de agrupar a esta amplia corriente político-ideológica dentro de Argentina.

Al haber concluido las PASO, el Frente de Izquierda y Trabajadores-Unidad, alcanzó el 6,3% con más de 109.000 votos ubicándose en cuarto lugar en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Los medios de comunicación enmarcaron a la izquierda como la consolidada tercera fuerza política en Argentina y resaltaron su campaña vigente como la mejor elección en su historia.

Myriam alegó que el movimiento al que pertenece viene trabajando hace mucho tiempo para llegar a este punto y consideró que los buenos resultados sacados en las últimas elecciones, entre otras cosas, se deben al apoyo que la gente le da a una izquierda que se une por el bien general.